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Cacao - un producto amargo
Mientras que la mayoría de las personas disfrutan del chocolate, no supone ninguna diversión para cientos de personas que recogen cacao que está destinado a alguno de nuestros dulces preferidos. Gran parte de nuestro chocolate viene de la Costa de Marfil en Africa occidental, donde la producción del cacao representa una parte importantísima de la economía. En Ghana, el 40% de los ingresos por exportaciones proceden de la venta del cacao. Desgraciadamente, una mínima parte de las ganancias recae en los campesinos que cultivan el grano de cacao.

De hecho, la dificultad de subsistir en el cultivo del cacao ha generado un incremento en el trabajo infantil e incluso la esclavitud procedente de países como Mali, Burkina Faso, Benin y Togo. En 2001, la Organización Mundial del Trabajo, entre otros, reportó esclavitud infantil en muchas granjas de cacao en Costa de Marfil, fuente del 43% del cacao mundial. Estudios posteriores del Instituto de Agricultura Tropical revelaron que unos 284.000 niños de edades comprendidas entre los 9 y 12 años trabajaban en granjas de cacao en Africa Occidental en condiciones peligrosas. De estos niños, el informe señala que unos 12.000 que participaron en el estudio podrían encontrarse en esa situación a raíz del tráfico de personas. Niños y demás trabajadores son obligados a realizar largas jornadas recogiendo y procesando la fruta del cacao (hacen falta 400 vainas para obtener 450 gramos de chocolate).

El cacao de Comercio Justo ofrece a los campesinos la oportunidad de un salario digno, ya que la producción de Comercio Justo certificada garantiza un precio mínimo y una garantía de que en la elaboración de sus productos no se ha empleado el trabajo infantil o trabajos forzados.

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